Suspicacia en la investigación del homicidio del periodista
La Fiscalía del Estado de Sinaloa ha realizado una investigación tersa en el caso del homicidio del periodista y escritor Luis Enrique Ramírez Ramos. Sin embargo, en cuanto se esclarezca totalmente el proceso, habrá escepticismo en un sector del gremio periodístico que se aferra a que el deceso fue producto del ejercicio periodístico del victimado.
Con la detención de la Brisya Carolina “F” sujeta a proceso por su probable intervención en la comisión del hecho, que la ley señala como delito de encubrimiento por favorecimiento, el asunto comienza a esclarecerse.
Y todo indica que el homicidio de Luís Enrique fue circunstancial y los hechos fortuitos se conocerán en cuanto se cumplimenten las órdenes de aprehensión pendientes, que no se han ejecutado por imprudencias informativas en algunos medios de comunicaciones locales y nacionales.
En la audiencia celebrada el martes 12 de julio en el Centro de Justicia Penal de Culiacán, la Fiscalía del Estado de Sinaloa estableció los hechos que culminaron con el atentado al periodista creador del portal Fuentes Fidedignas. Seis testigos de la colonia Popular, donde vivía la víctima fueron claves en el desarrollo inicial de la investigación.
Diez minutos antes de las dos de la mañana del día 4 de mayo de 2022, el periodista salió de su domicilio y deambuló por la calle Río Acaponeta, de la colonia Popular en Culiacán.
La mamá de Luis Enrique le preguntó ¿a dónde vas? Él respondió que iría con un amigo que lo estaba esperando afuera.
Una media hora después, a eso de las 2:20 horas, la mamá le marca al celular de Luis. Él le dice que no se preocupe que al rato regresa. Minutos después se escuchan disparos, gritos. La madre vuelve a llamar, pero Luís ya no responde.
La ahora fémina sujeta a proceso, señaló que llamó por celular a su pareja, identifica como “JEGG” quien le recomendó marcar al 911 para solicitar auxilio de la Policía, porque un desconocido trataba de ingresar a su domicilio. La Fiscalía comprobó la hora de la llamada: 2:04 de la mañana.
Brisya Carolina expuso a la operadora del 911 “el sujeto está drogado y me quiere tumbar el barandal, como que se quiere meter. ¡Ábreme la ventana, te voy a tumbar la puerta!”
Otros vecinos de la colonia entrevistados por los investigadores de la FGE, manifestaron que entre las 2:30 y 3:00 horas escucharon entre dos y cuatro disparos y luego el rechinar de llantas de vehículo.
Un vecino expuso haber escuchado “súbete, súbete” y unas súplicas que clamaban “perdón, perdón” y llamadas de auxilio.
Otro colono manifestó que observó a dos individuos de aspecto joven que golpeaban a una persona. Uno portaba una pistola que la disparaba al suelo. Luego, echaron al agredido a una cajuela de un vehículo y huyeron.
La mujer sometida a proceso se percató de esos hechos, los ignoró y ocultó el celular de donde emitió las llamadas a su pareja.
En la mañana del 5 de mayo, el cuerpo de Luis Enrique fue encontrado en un baldío de la colonia La Antorchista al sur de Culiacán; presentaba huellas de golpes en la cabeza y estaba envuelto en hules de plástico de color negro.
En cuanto se conoció que era el prestigiado comunicador, la sociedad sinaloense y el gremio periodístico nacional, se conmovió y exigió justicia, con la clásica conjetura de que pudo haber sido victimado por su labor informativa.
Y en cuanto se iniciaron las investigaciones y se encontraron los primeros indicios, en base a los hábitos cotidianos del escritor y los hechos de esos momentos previos a su ejecución, se procedió a las diligencias procesales.
Se determinó que la ahora procesada mintió en sus primeras declaraciones, porque ocultó su aparato celular y el número de su pareja, de quien dijo reside en la comunidad de Pueblos Unidos y posteriormente señaló que en la sindicatura de Adolfo López Mateos.
La Fiscalía logró establecer a un tercer implicado en los hechos, como “SRVV” a quien, al igual que “JEGG” se les dictó orden de aprehensión, pocos días después de iniciadas las indagaciones.
Pero la insistencia de los periodistas locales por conocer los avances, la imprudencia de autoridades federales en las informaciones que no coincidían con las estatales, ocasionaron la demora en la aprehensión de los autores materiales.
Y ahora hay escepticismo en el gremio, porque mientras no se capturen a los ejecutores materiales y entre más se alargue la demora, mayor será la presión para la Fiscalía del Estado.
Y aún con la prisión preventiva, como medida cautelar, de Brisya Carolina, y los pormenores de los hechos estipulados en la averiguación, no hay complacencia para los comunicadores.
Esperemos que la tersura con que se ha llevado la investigación, al final sea infalible para evitar suspicacias del gremio periodístico.