Lo peor está por venir, dijo doña Aurora Fuentes López viuda de Carrillo a sus cinco hijas, Alicia, Socorro, Luz Berthila y Aurora, y a más de 40 primos de Amado reunidos en la finca “Santa Aurora” un día despues del sepelio del llamado “Señor de los Cielos”
No estaban los hermanos masculinos, pero si los ayudantes de doña Aurora y los primos de Amado provenientes de Guadalajara, Ciudad Obregón, Ciudad Juárez, Torreón, y, por supuesto, de Culiacán.
Amado Carrillo Fuentes llamado “El señor de los Cielos” había fallecido el 4 de julio de 1997, víctima de un sedante, luego de someterse a una cirugía estética. Había sido el jefe del Cartel de Ciudad Juárez, la mayor organización criminal de América, conformada en la década de los noventa, por Amado, Vicente y Rodolfo Carrillo Fuentes.
El augurio de doña Aurora se fue cumpliendo en los años posteriores con una secuela de violencia, asesinatos a mansalva, venganzas, secuestros y ajustes de cuentas en Culiacán y zonas aledañas que ocasionaron 666 homicidios en ese año 1997 y 622 en 1998. Era el final del periodo gubernamental de Renato Vega Alvarado. Y también el declive del Cartel de Juárez.
Despues del fallecimiento de Amado Carrillo, en 2004 fue asesinado su hermano Rodolfo y su esposa Giovanna Quevedo Gastelum, en una balacera dentro de una plaza comercial en Culiacán en donde falleció un cuidador de carros. Luego, en 2014 fue detenido Vicente, llamado “El Viceroy”. Posteriormente, mataron al hijo menor de Amado, César Carrillo Leyva
Ese cartel del narcotráfico habia sucedido al de los Hermanos Arellano Félix, quienes a la vez sucedieron al cartel de Guadalajara liderado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Álvarez, en la década de los ochenta.
Y después, en la década del dos mil, emergió al Cartel de Sinaloa con Ismael “Mayo” Zambada” García y Joaquín “Chapo Guzman Loera.
Esas sucesiones se engendraron siempre con homicidios sangrientos en Sinaloa. El gobierno de Renato Vega Alvarado registró 3,877 asesinatos; y el siguiente gobierno, de Juan Millán Lizárraga, hubo 3,137 homicidios.
La violencia repuntó en el gobierno de Jesús Aguilar Padilla, registró 6,626 homicidios dolosos. Y con Mario López Valdés la cifra aumentó a 7,727. Con Quirino Ordaz Coppel, descendió, aparentemente, porque su gobierno fue de cinco años durante los cuales hubo 5,080 homicidios.
De tal manera que la violencia en Sinaloa derivada del narcotráfico no es nada nuevo. Es un tema cíclico, como ocurre con los fenómenos meteorológicos, ciclones, huracanes, tormentas etcétera. Unos años es catastrófico, otros años es ruinoso, otras veces es endeble, y hay ocasiones en que ni siquiera llueve y azota la sequía en el estado.
Lo punzante que ahora, con la multitud de medios de comunicación impresos, electrónicos y digitales, asi como las redes sociales, YouTube, Washap, “X” y Facebook, Instagram, se magnifican los hechos en un segundo, y minutos despues, alarman y causan zozobra entre la población.
Lamentablemente, ya no hay precisión en la información, Ahora es una carrera de velocidad en las redes, a ver quién avisa primero de un hecho aparentemente violento. Se adelantan a los acontecimientos y, a veces, se ignoran las causas o las consecuencias de un evento.
Quedó al margen la fórmula clásica de la noticia, del qué, quién, cómo, cuándo y por qué.
Hoy simplemente, se utiliza el “qué” y hasta difunden falsas noticias o informaciones a medias.
La violencia que ocurre en Sinaloa derivada del narcotráfico, seguirá siendo cíclica. Se agota un cartel, eliminan a un cabecilla y surge otro. Hay tranquilidad en algunos periodos, Pero, las sucesiones seguirán desarrollándose con enfrentamientos sangrientos, mientras haya aspirantes a formar un grupo criminal. Y en Sinaloa abundan esos hidrófilos.
La confrontación entre los Guzman y los Zambada, lamentablemente continuará por varios días más, porque en estos momentos no hay un conciliador como lo era El Mayo.
Esperemos que no se propagué más el augurio de doña Aurora de que lo peor este por venir.