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logo con foto columna          La candidatura de MORENA al gobierno de Sinaloa – anunciada para el miércoles 16 de diciembre -, se aplazó porque este evento es un albor de la sucesión presidencial para el 2024.

            Y es que la postulación del candidato al gobierno sinaloense ha sido, en ocasiones, una claraboya para percibir los prospectos a la presidencia de la república. Las clásicas circunstancias políticas que se producen siempre en la política.

            Recordemos:

          Iniciaba el mes de abril de 1986, el senador Ernesto Millán Escalante tenía dispuesta la logística para llegar como candidato al gobierno de Sinaloa. El presidente de la República era Miguel de la Madrid Hurtado.

            Faltaba cosa de año y medio para que el PRI postulara a su candidato a la presidencia de la república. Se barajaban los nombres de seis prospectos: Alfredo del Mazo González, Manuel Bartlett Díaz, Sergio García Ramírez, Miguel González Avelar, Ramón Aguirre Velázquez y Carlos Salinas de Gortari.

            Paradójicamente, la candidatura de la gubernatura de Sinaloa ajustaría la postulación del candidato tricolor..

            La aspiración de Millán Escalante se derrumbó en los días previos al destape porque Francisco Labastida Ochoa – despachaba como secretario de Energía y Minas de la Industria Paraestatal (SEMIP) –, era de los principales promotores de Alfredo del Mazo, por eso fue investido candidato al gobierno de Sinaloa. Y con ello, se despejó el camino de Carlos Salinas (quién nunca soportó a FLO) hacia la presidencia del país.

            La aglomeración de los empalagosos políticos oficiosos era una expectación en el vestíbulo del despacho senatorial de Millán Escalante, aquella primera quincena de abril de 1986. Y para la segunda quincena, todo era desolación en el anti camaral del viejo edificio de Xicoténcatl en la hoy Ciudad de México.

            Ahora, 34 años después, se repite la historia, con diferentes actores políticos.

            La diferencia es que todavía falta mucho para aclarar el panorama de la sucesión presidencial, concretamente en el partido MORENA. Aunque, se perfilan ya Marcelo Ebrard Casaubón, Claudia Sheinbaum Pardo, Ricardo Monreal Ávila, Mario Delgado y los que se acumulen más adelante.

            Con todo, van abriendo el camino, ensamblan sus fichas y confortan moderadamente a los secundarios.

            Por eso, los jaloneos entre los pretensos morenistas a la presidencia de la república. Ebrard, Monreal y Delgado, principalmente, tratan de ajustar el tablero sucesorio con las candidaturas gubernamentales, tratando de adivinar el pensamiento del que manda actualmente en el país.

            La candidatura de Sinaloa se trabó desde el momento en que el dirigente nacional morenista convocó a cinco aspirantes a una reunión aquél miércoles 2 de diciembre. Asistieron Rubén Rocha Moya, Imelda Castro. Yadira Marcos, Jesús Estrada Ferreiro y Luís Guillermo Benítez. Pero, los días del registro acudieron 14 solicitantes (10 hombres y cuatro mujeres). Se suponía que sólo se sondearían los convocados por Mario Delgado.

            Un solicitante externo (Gerardo Vargas Landeros), convulsionó el proceso selectivo con el argumento de que la convocatoria no limitaba el número de peticionarios. Se registró y durante la quincena posterior agobió las redes sociales para incidir en las supuestas encuestas.

            Vargas, ex militante del PRI (nunca se informó oficialmente de su abdicación al tricolor), ex miembro del partido Redes Sociales Progresistas y ahora que se dice morenista, buscó la candidatura con el consentimiento de Marcelo Ebrard, aspirante a la presidencia del país.

            Rubén Rocha Moya - quien supuestamente lideraba las encuestas -, forma parte del grupo senatorial de Ricardo Monreal, que aspira también a “la grande”

            Imelda Castro, relacionada con el grupo intangible de René Bejarano y Dolores Padierna, se ha mostró disciplinada a los designios del que despacha en el Palacio Nacional.

            Y los restantes, simplemente participaron en la pantomima democrática de Mario Delgado.

            Y todo ello, con el objetivo fundamental de librar el camino de quién será el candidato de MORENA a la presidencia de la República en 2024. Así que usted, intuitivo lector, saque conclusiones del retraso del destape morenista para Sinaloa.