logo con foto columna   Ahora que el PRI agoniza que se encuentra maltrecho y resquebrajado recordamos esa anécdota del cacahuatero que platican los mismos jerarcas del tricolor cuando realizan evaluaciones de los procesos electorales.

            Y viene a colación, precisamente, ahora que Cinthia Valenzuela Langarica y Sergio Jacobo Gutiérrez se han apropiado de la dirigencia del PRI en Sinaloa.

            Dicen que después de una derrota electoral – de varias que ha sufrido el PRI -, se reunieron los dirigentes de todos los sectores que conforman el partido tricolor con un nutrido grupo de lo que llaman la base social. La reunión en el auditorio la conducía el presidente del Comité Directivo Estatal.

            -A ver – examinó el presidente – cuáles son sus conclusiones – ¿por qué perdimos?

            Los líderes de colonias, las brigadas de apoyo, los propagandistas, los utilitarios, etcétera estaban allí junto con cada uno de sus dirigentes sectoriales. Perturbados por la derrota expusieron su reproche.

            Uno a uno iban dando sus sentires y reclamos: que faltó solidez en los discursos, que no hubo propuestas convincentes y categóricas, que postularon a candidatos caducados o efímeros, que faltó más apoyo económico. En fin, todos exponían sus argumentos de la derrota electoral. Pero todos coincidían en una apreciación. No se tomó en cuenta la opinión del pueblo.

            La reunión iba subiendo de tono al grado de que algunos pedían la renuncia de los cabecillas sectoriales.

            El presidente propuso un receso, les sugirió que salieran del auditorio para relajarse y que regresarán en dos horas, después de la comida. Pero, atajó a los representantes sectoriales: al dirigente del sector obrero, el del sector agrario, el del sector popular, la representante de las mujeres priistas, el de los jóvenes, la Unidad Revolucionaria, el de la Fundación Colosio, y otros organismos más que conforman la estructura tricolor.

            -Ustedes quédense - ordenó el presidente del partido - Vamos a platicar aquí en corto.

            -A ver, tú fulano – señaló al del sector obrero – ¿cuál es tu opinión?

            -Pues, faltó más contundencia en el discurso, propuestas viables, candidatos tolerables diferentes.

            -A ver, tu zutano – preguntó al del sector agrario - ¿qué nos faltó?

            -Creo que debimos postular a un representante auténtico de los campesinos.

            Y así, el presidente preguntó a cada dirigente de los sectores. Y también coincidían: No tomamos en cuenta al pueblo.

            -¡Ah que la chingada! - exclamó el dirigente partidista – entonces eso fue lo que nos ocasionó la derrota.

            Afuera del auditorio estaba un vendedor de cacahuates, que siempre que veía borlote se acercaba al auditorio a ofrecer sus botanitas.

            -Oye, compañero – le gritó el presidente partidista – ven, dales unos cacahuates aquí a los compañeros del partido. Y te quiero hacer una pregunta enfrente de ellos.

            -Estamos haciendo una evaluación de la derrota electoral del PRI – le expuso muy solemne - vamos a nombrar nuevos dirigentes, nos dicen que tomemos en cuenta al pueblo. Tú eres del pueblo ¿qué consideras?

            El cacahuatero se quedó estupefacto y expresó: Eso es cosa que a mí me vale puritita chingada…

            -¡Señores! - viró el presidente del partido – han escuchado la voz del pueblo. Le vale pura chingada. Así que nombremos aquí a los nuevos dirigentes y que siga la reunión.

            Y así, muy orondos, ahora dirigen al PRI en Sinaloa Cinthia Valenzuela y Sergio Jacobo.